El Jardín Botánico de Brooklyn, en el corazón de Nueva York

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El Jardín Botánico de Brooklyn , fundado en 1910 y ubicado en el histórico barrio de Park Slope, se ha convertido en una de las visitas obligadas de la ciudad de Nueva York.

En medio de rascacielos, autos, estrés y mucha gente, encontramos un hermoso lugar de 21 hectáreas donde puedes tomar un descanso y disfrutar de un lugar relajante rodeado de hermosa naturaleza.

Dividido en secciones, según el tipo de jardín, algunas de las cuales difieren según la estación del año, cuenta con diferentes colecciones de rosas, lirios, orquídeas, peonías, flora autóctona y especies perennes.

Durante todo el año se puede disfrutar de una gran variedad de plantas de interior propias de climas tropicales, mediterráneos y desérticos, ubicadas en invernaderos con temperatura controlada para su cuidado y supervivencia.

Uno de los aspectos más destacados del parque es el jardín japonés, el primero creado en un jardín público estadounidense. Construido entre 1914 y 1915 por manos del paisajista japonés Takeo Shiota, este espacio se descubre a través de sus caminos: cerros, piedras cuidadosamente colocadas, puentes de madera, lagos llenos de peces, una cascada, árboles y arbustos en forma de nube cuidadosamente podado e incluso una isla.

Entre abril y mayo es espectacular visitar la “Explanada das cerezas”, ya que es cuando más de 40 variedades de cerezos orientales florecen y llenan el espacio de tonos rosados, siendo un tiempo aprovechado por el jardín para realizar una fiesta de las flores. donde se puede seguir la floración de diferentes especies a través de la propia web del jardín botánico.

En un curioso espacio llamado “The Shakespeare Garden”, se encuentran más de 80 especies venenosas extraídas de la obra del dramaturgo inglés: todas las plantas están etiquetadas con el nombre atribuido por el propio Shakespeare, su nombre científico y otra información relevante.

El Jardín Botánico de Brooklyn tiene muchos otros jardines especializados y áreas imperdibles, como el museo del bonsái, que tiene una de las colecciones más antiguas del país. O bien, la “piscina de los nenúfares”, con más de 100 variedades de flores de loto y nenúfares perennes; el “Cranford Rose Garden”, con alrededor de 1.400 tipos de rosas, el Alice Recknagel Ireys Fragrance Garden, que anima a los visitantes a tocar y oler las distintas plantas, preparado para ciegos y un jardín especial para niños, también gestionado por niños.

Sin duda, será una visita inolvidable en el corazón de la ciudad de Nueva York.

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